Porque cada vez estamos más convencidas de que en los detalles más sutiles, suele esconderse la felicidad.
Llegar a casa después de un día largo, y encontrarte con ese aroma a melón dulce…
Darle un beso a tu mamá y sentir que está usando el perfume “Linda” que le regalaste…
Como los mejores perfumes, las buenas amistades nos acompañan siempre.
Son genuinas, persistentes, nobles, siempre presentes…
Nos ayudan a recordar y nos trasladan a los momentos que nos hicieron felices, momentos de descubrimiento, de desilusión, de crecimiento, de puertas que se abren, de tardes de alegría, de innumerables deseos compartidos.
Elegir un perfume pensando en alguien es un acto de amor.
Y también es cierto que estos sentimientos se demuestran día a día, y que no hacen falta regalos para expresarlos.
Pero a veces creo que el mayor efecto de obsequiar está en nosotros mismos. A menudo, recibimos mucho más de lo que damos al hacer un regalo. Porque dar a otros es un acto placentero, que refuerza nuestros sentimientos por ellos y ayuda a definir esos lazos, familiares o con amigos.
Porque cada edad y cada momento de la vida se quedan en nuestra memoria junto con una música, un perfume o un sabor particular…
Los guardapolvos que huelen a tutti-frutti, tus tardes de verano con amigas y el aroma a coco con especias, tus días agitados con naranja y jengibre, un suave aroma a baby love en la cuna de tu primer hijo, las largas tardes de invierno que huelen a vainilla…
Atrás quedó casi el año entero. Cierro los ojos y todavía puedo sentir el abrazo de celebración con cada una de las personas que estamos siempre y al perro temblando por el miedo a lo que para sus oídos es caos. Día tras día fuimos construyendo nuestra propia experiencia de vivir, aventuras reales, con aciertos y no tantos, pero con la convicción de haberlo hecho de corazón y de verdad.
Cuántas veces nos hemos encontrado diciéndonos a nosotros mismos o a alguien cercano que «algo huele mal»…? Generalmente nos referimos a algo en lo que estamos poniendo muchas expectativas, pero que no está resultando como desearíamos. Es importante escuchar esas alarmas naturales que intuímos, para evitar disparar fuera del blanco de nuestros objetivos.
La primavera tiene una característica fantástica para nosotras, las mujeres fulltime: la caída del sol se prolonga. Comienza una etapa en donde estamos más activas. Llegan los eventos que despiden al año, la programación de las vacaciones, las decisiones que tendrán que ver con el próximo 2016 y por sobre todas las cosas, comienzan a nacer en nuestro interior las ganas de vernos en nuestra mejor versión. Todavía hay tiempo para arrancar el gimnasio, hacer actividad física, consultar por algún tratamiento estético, tomar sol y por qué no también, para cambiar de aroma.
Los días se van pasando y muchas veces no nos detenemos a disfrutar los pequeños detalles del mundo. Hoy me desperté un poco más atenta que lo normal, y algo hizo que mi día sea más placentero: sí, llegó la primavera!
Los días nos empiezan a invitar a salir más de casa, a abrir las ventanas por la tarde, a disfrutar de algún espacio verde y por qué no a armar una escapadita a la playa, a las sierras o al campo de un amigo. Vamos a empaparnos de primavera más adelante pero hoy ya comenzamos a sentir ese cambio de estación y hacerlo placentero, como siempre, depende de nosotras. Es fundamental estar dispuestas a cambiar de aire y sobre todo, a trasladar nuestra mejor energía de un lugar a otro.
Las mujeres estamos continuamente en busca de un estilo que nos haga bien. La moda es linda, pero más linda es cuando nos hace sentir cómodas. No todos los jeans nos hacen creer que nos robamos las miradas de nuestro alrededor ni todos los perfumes nos hacen pensar que podemos llevarnos el mundo por delante.
