Porque cada vez estamos más convencidas de que en los detalles más sutiles, suele esconderse la felicidad.
Llegar a casa después de un día largo, y encontrarte con ese aroma a melón dulce…
Darle un beso a tu mamá y sentir que está usando el perfume “Linda” que le regalaste…
Hace unas clases que, unánimemente, mis compañeras del club se “encienden” y me hacen esa pregunta cuando abro mi bolso.
Y es que la semana pasada empecé a usar el nuevo textil Hierba de ap® para perfumar toda mi ropa deportiva, y hasta las zapatillas!
Para quienes amamos la libertad no hay nada que nos resulte más insoportable que la simple idea de pensar en llevar cosas y sentimientos que nos pesan de un lugar a otro. Despojarse de esas emociones no es difícil, los complicados somos los seres humanos a quienes nos cuesta soltar. Cuando por fin tomamos la decisión de hacernos cargo de los «ecos» que nos aturden, comienza un camino de crisis y crecimiento, siempre necesario, para poder superarnos. Arriesgarse conlleva dolor, que luego florecerá en el placer de mirarnos en el espejo. Hay hábitos que adoptamos para acompañar los cambios y hay que saber elegirlos muy bien, porque van a ser el reflejo de nuestro presente.
Cuántas veces nos hemos encontrado diciéndonos a nosotros mismos o a alguien cercano que «algo huele mal»…? Generalmente nos referimos a algo en lo que estamos poniendo muchas expectativas, pero que no está resultando como desearíamos. Es importante escuchar esas alarmas naturales que intuímos, para evitar disparar fuera del blanco de nuestros objetivos.
Los hábitos que tenemos en el presente no sólo marcan nuestras conductas cotidianas sino que también son aquellos con los que vamos a educar a nuestros hijos, buscar en nuestra pareja o convivir con los vecinos del edificio en el que vivís. Por eso es muy valorable estar siempre en busca del cambio que vaya mejorando nuestro estilo de vida. Todo lo que nos rodea habla de cómo somos, quiénes somos y qué queremos.
Hay un mundo muy maravilloso para analizar: el auto de una mujer.
Ahí convive lo más cotidiano de nuestros días; la botella de gaseosa, el cargador del celular, algunos cds de música, nuestro par de anteojos de sol favoritos y objetos mucho más extraños que ésos, como en mi caso, el arbolito de navidad que vengo paseando en mi baúl hace varios meses y que pronto tengo que volver a armar… (nota mental: ¡sacar eso del auto!).
Es cierto que todo lo que vamos transitando nos marca y está en nosotros distinguir qué parte de todo eso vale la pena y qué no. Aprender, sobre todo, de quiénes fuimos, porque nadie más que nosotros sabe cuánto nos dolió ese golpe en la vereda, o descubrir una verdad que acababa con la fantasía.
Desde ap®, estamos abriendo una nueva ventana.
Vamos a intentar asomarnos a las miles de historias que nos definen como una tienda de aromas.
La historia del origen de un perfume, la de ese aroma nuevo que seguimos buscando, las historias de tantas mujeres que se sienten aromamaníacas y las de otras tantas que lo son y aún no se dieron cuenta.
